En la Antigua Grecia el término arte hacía referencia al
conjunto de los oficios, desde el escultor hasta el talabartero.
Para diferenciarlas, distinguieron entre las artes que
impresionaban a los sentidos más elevados (el oído y la vista), y las llamaron
artes superiores.
Aquellas que se dirigían a los sentidos menores (tacto,
gusto o olfato), fueron llamadas artes menores, entre las cuales incluían la
perfumería, la gastronomía, la carpintería, entre otras.
El concepto de bellas artes, como tal, data del siglo XVIII.
El francés Charles Batteux fue uno de los primeros en clasificar las bellas
artes en su trabajo titulado Les Beaux-Arts réduits à un même principe (“Las
bellas artes reducidas a un mismo principio”), publicado en 1746. En dicho
texto plantea la unificación de las artes bajo el concepto de belleza y buen
gusto. Hasta entonces, solo se concebían seis bellas artes:
pintura,
escultura,
arquitectura,
música,
danza y
literatura.
En el siglo XX, específicamente en 1911, Ricciotto Canudo
publicó un texto titulado El manifiesto de las siete artes. En él, se aventuró
a añadir a la lista de bellas artes al cine, que comenzaba a desarrollarse
plenamente por aquellos años. El cine recibió el nombre de séptimo arte.